julio 11, 2011

Lectura de las postales de San Pablo a los corintios.

San Pablo era el “quinto beatle" de los evangelistas. Hasta hoy…


Imagine un sobre enterrado en algún paraje burocrático griego, un mensaje que ha esperado más de dos mil años para ser recibido. ¿Ya? Pues ahora deje de imaginar y entérese: una nueva carta de San Pablo a los corintios ha sido descubierta, quizá un poco tarde, en la oficina de correos de Grecia.

Miembros del equipo de este blog han hallado por casualidad, mientras buscaban un sello postal con la leyenda “Franqueo Pagado” en el buró de un funcionario público, un sobre que presumiblemente contiene el último mensaje –no entregado- de Paulo de Tarso (San Pablo) a los Corintios.

Se descubrió que la causa por la que esta carta nunca fue entregada a su destinatario es que, según indicaciones que el cartero anotó al reverso del sobre, “el destinatario era múltiple”.

“‘Los Corintios’ es un término plural con más de trescientos mil individuos contenidos, lo cual me provocó cierta confusión, un grado de jaqueca considerable y hasta algún síntoma de estrés. Me senté a tomar un Cinzano y olvidé la carta en el café. Luego me hice el loco.”


Esto declaró a un diario griego el postino, que prefirió mantener el anonimato porque, por una parte, le dio vergüenza ser el causante de este malentendido y, por otra, nunca le gustó que lo fotografiaran usando las bermudas caquis del uniforme del servicio postal griego.

En un principio se sospechó de la autenticidad de la autoría, por cuanto la caligrafía acusaba descuido y faltas ortográficas elementales. La letra evocaba a la de un doctor… Un doctor de la iglesia, por supuesto, como San Anselmo, a quien durante años se le conoció como “San Telmo” o “Sam Elmo” debido a la pésima letra que caracterizó sus textos, en especial cuando firmaba sus misivas.

Después de un peritaje minucioso, se desentrañó el texto, que estaba dirigido principalmente a los Corintios y a los Tesalonicenses. Lo transcribimos a continuación:



¡Hey, Corintios, Tesalonicenses y demás banda!

¿Cómo la pasan? Espero que muy bien. Yo por mi parte la paso genial desde que mi gato Judas Bigotón ha vuelto a la normalidad después de una ardua, sucia y terrible enfermedad estomacal.

En mi retiro la he pasado también muy bien. Ya saben, comiendo de lo lindo, charlando con chicas, conociendo gente muy freaky y escondiéndome de los romanos (esos jijos andan por todos lados, son como los chinos).

En fin. Andaba yo en una tierra que tiene costumbres muy diferentes a nosotros, cuando de pronto, justo cuando trataba de comprarme unas sandalias nuevas, que me sirvieran para correr por las mañanas sin sacarme ampollas, me encontré con unos chicos que se dedicaban a adorar a un tal “Buda”.

Nos fuimos a un bar y la plática se amenizó con un vino de la región de La Rioja que sacaron de la cava. ¡Qué vino, amigos! Nada que ver con el tempranillo que dieron esa vez en la megapeda de Caná. En fin, el caso es que me convencieron de algunos preceptos religiosos y éticos que me sonaron más cool y que compartiré en las siguientes cartas. Pero era urgente que les escribiera para pedirles que hagan caso omiso de mis cartas anteriores. Repito, NO HACER CASO A MIS CARTAS ANTERIORES. Creo que nos hemos equivocado de religión y quizá haya que reconsiderar.

Pasaré unos días en la playa y prometo pensar bien qué onda. Además me echaré unos mojitos y unas piñas coladas a su salud. ¡Si ustedes pudieran estar acá conmigo! Estas playas Tailandesas son increíbles. Y el ambiente me recordó al de aquellos tiempos que pasamos en la Toscana.

Bueno, por ahora los dejo, pero luego les mando algunas postales que he ido dibujando para inmortalizar momentos de felicidad en mi crucero por el Mediterráneo, mi lectura de un best-seller de ciencia ficción sobre un imperio muy muy lejano, mis excursiones deportivas y el rol que anduve dando por otras tierras que todavía no han sido nombradas. Esto de viajar de mochilazo es cansado: viajo de noche y duermo en las cuadrigas, con cientos de turistas dibujando instantáneas y consultando datos cartográficos. La comida, en especial los mariscos, eso sí, estupendos.

Bueno, les mando un abrazo grande y espero verlos pronto.
Sin más por el momento, quedo de ustedes,

Paulo de Tarso, a.k.a. San Pablo (pa’ los cuates).

P.D. Si van a viajar por acá, procuren traer antiácidos.


La importancia del contenido de la carta hubiera sido mayúsculo de haberse entregado con prontitud. Se consultó al editor de “La Biblia”, bestseller definitvo en la historia de la literatura (tanto de ficción como de no-ficción), para ver si podría incluir esta carta en la MMMCCVIII edición. “Demasiado tarde”, nos contestó, “esta misma mañana envié el archivo de Word a la imprenta”.

Se estudia la posibilidad de publicar la carta en una editorial de corte más independiente, junto a las postales que la misma misiva prologa y que fueron encontradas, hace un par de años, por la INTERPOL. En su momento las postales se creyeron una broma de algún troll de photoshop, pero después del descubrimiento de esta carta, adquirieron veracidad y relevancia.

Cabe mencionar que dichas postales fueron rescatadas de una casa de seguridad de mafiosos sicilianos después de que habían sido robadas hace dos mil años a un cartero que fue encontrado muerto a medio desierto, sin que nadie pudiera encontrar pistas para atrapar al asesino (aquí una foto de la inescrutable escena del crimen).



El Servicio Postal Griego ha sido duramente criticado por exponer a sus empleados a múltiples peligros desde aquél día en que uno de sus emisarios murió después de correr 42 kilómetros y trescientos metros para entregar una carta urgente en la ciudad de Maratón. Esa y muchas muertes más hubieran podido evitarse acondicionando a los carteros en un gimnasio antes de enviarlos a las calles o adquiriendo una pequeña flota de vehículos repartidores como los de FEDEX, UPS, DHL, entre otros.

Seguiremos informando conforme el equipo de investigación del blog conozca nuevos datos. Les dejamos, sin embrago, imágenes de las polémicas postales de San Pablo, para su consideración.









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