¿Creciente problema de salud mundial? ¿Boicot asiático a las tabacaleras trasnacionales norteamericanas? ¿Método para medir el poderío de los gobiernos con respecto al control de masas? Tal vez el mundo nunca lo descubra. Eso y de qué está hecha la longaniza.
Lo que sí es evidente, es que el mundo entero nos grita en la jeta a los fumadores que somos idiotas, indeseables, acerebrados o, de menos, molestos, "incómodos de ver" (frase proferida por mi hermana refiriéndose a mi humanidad cuando, de joven, me paseaba en calzoncillos por la casa de mis padres).
Campañas publicitarias contra el tabaquismo pululan y aparecen a izquierda y derecha en todos los espacios posibles desde Canadá hasta Texas. Y ahora también en México, Centroamérica y Sudamérica. Una tendencia lamentable. Y lamentablemente mundial. Aquí algunos ejemplos de estas piezas publicitarias que pretenden terminar con la bonita tradición de fumar, principalmente evitando que el futuro del mundo, los menores de edad, fumen.
Por cierto, todos los esfuerzos de comunicación están basados en frases que comienzan con "estudios recientes indican que", por lo tanto, ineludiblemente contienen rasgos de verdad irrefutable. Estamos perdirijillos. Por esos "estudios recientes" y porque (ya lo dijo Homero Simpson) "lo dijo la TV". Y cuando la TV dice algo, hay que creerle. Si no, ¿a quién le creemos?
Pero hay países que se rehusan. En Francia hay lugares como este:
Bares en los que no sólo se puede fumar, sino que casi es una obligación. En las palabras de Rósental: "¡Bien, nene!".
Y sorprendentemente también en Guatemala se está trabajando por conservar esta tradición. Y qué mejor manera de conservar una bonita tradición que comenzar por educar a los más pequeños a que la practiquen. Por eso, una tabacalera local vende desde hace tiempo (supongo) unos cigarrillos llamativos para los niños. Se llaman "Payasos" y tienen el tierno dibujito de un payaso (muerto, pero qué más da) impreso en la cajetilla. Además, para incrementar el appeal, el papel de las boquillas tiene sabores dulces. Sí, amable lector, tuve la suerte de probar uno de esos cigarrillos ayer y sí, efectivamente el filtro sabe a caramelo. El sabor del tabaco tiene mucho carácter (si podemos llamarle carácter a que le fumas y sientes en la garganta un disparo de químicos). No conseguí la imagen de la cajetilla, pero les comparto una de un cigarro. Como siempre, hagan click en al foto para verla más grande y prendan ese cigarro que se les antojó desde que empezaron a leer. Congratúlense unos a otros de que en México las grandes trasnacionales paguen una buena lana para seguir vendiendo cigarros a todas las familias mexicanas a precios módicos. Y que, además, no sepan a Payasos:
1 comentario:
Hola este articulo, me parece interesante la idea de los bares para los fumadores, es retomar una idea vieja y aplicarla en la actualidad ya que antes existian los "fumoirs" o salones para fumadores. Yo soy fumador y aunque estoy de acuerdo en respetar un tanto a la gente que no es fumadora (por ejemplo no fumaria en un hospital, o en una escuela); pero no estoy de acuerdo en esa politica tan prohibitiva respecto a los fumadores, uno a veces siente simplemente ganas de echarse un buen cigarro y no puede, es totalmente absurdo, en fin saludos.
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