Sábado por la mañana. Mis amigos y yo nos disponemos a conocer Guanajuato. Después del café de rigor, nos detenemos en una gasolinería para cargar combustible y, de paso, checar que los niveles del auto estén en condiciones para emprender el viaje por las carreteras mexicanas. Aunque, ciertamente, nunca se está completamente preparado para hacerlo, por cuanto los caminos son en ocasiones intransitables y por momentos muestran ciertas reminiscencias medievales.
En fin, unos van al baño, otros por una botella de agua. Levanto el cofre para revisar el líquido de frenos, el anticongelante y el aceite cuando --Dios, ¡cuánto me cuesta recordarlo sin sufrir calos fríos!-- alcanzo a vislumbrar en el motor de mi Pointer 2005 Austero una pequeña inscripción que reza: "Ingenieria Brasileira".
Ya venía sintiendo nervios al pensar en el performace de mi auto en carretera durante el camino de salida de la ciudad y ahora esto, pensé. Cerré el cofre. El dependiente se asustó y preguntó si todo estaba bien. Yo le dije que no.
Y es que uno confía en la ingeniería alemana o francesa pero, ¿brasileira? Pensé que mejor hubiera sido no poner inscripción alguna. Guardadas las debidas proporciones, es como si Dave, el protagonista de Odisea 2001, al abrir una puerta de Hal 9000 hubiera encontrado la inscripción "Hecho en México" (con su respectiva abstracción de un águila). O como si a medio salto en bungie uno alcanzara a leer que en la liga dice "Made in Honduras".
Las imágenes que recorrieron mi cabeza al pensar que la ingeniería brasileira era responsable del funcionamiento de mi auto en plena carretera fueron muchas. Traté de recrear las más significativas. Aquí las presento.
(Click para verlas más grandes)
1 comentario:
jajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajjajajaja..
se me sale el chamaco de la risa.. jajajajajajajajajajajajajaja..
Es verdad.. esos brasileiros sólo piensan en fiestear (y otras pendejadas, con todo respeto para Zagiñho)...
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