No me soporto los debates callejeros y de café en los que la gente opina como si entendiera algo de lo que está hablando. Qué lejos -qué dramático- estamos de entender lo que sucede con la gente que mueve los hilos en nuestro país. Las intenciones, los movimientos, los objetivos, las transas. Lo que se inventa y lo que se cubre, lo que nunca sucedió y lo que pasa todos los días.
No confío en Calderón, en los inversionistas extranjeros que "el chamuco" dibuja como gordos de traje negro. No confío en el deforme secretario de gobernación. No confío en Manuel López. No confío en el gordo Encinas, en Ebrard. No confío en López-Dóriga, no confío en Solórzano ni en Aristegui. Casi no confío en mi sombra.
Me preguntan mi opinión. No tengo opinión. No sé si la patria se está vendiendo. No sé si la privatización es real o no. No tengo idea de quién está diciendo la verdad. Cómo saberlo cuando la información está tan lejos, tan debajo de tantos papeles. Cuando los que quieren el poder a toda costa hablan de los que quieren lucrar con el gobierno y viceversa. Carajo, dejemos de hacer como que entendemos lo que pasa. No sabemos.
Y la consulta ciudadana. Usar como argumento la opinión de la mayoría que, como yo, no tiene puta idea de lo que pasa detrás de PEMEX, del petróleo, debajo de nuestros zapatos, los que tenemos zapatos, de nuestro suelo que no es nuestro. Es una mentira.
Y por otro lado peor: decir que no es constitucional preguntar a la gente, mi dios. El sentido común debe estar siempre encima de las leyes. Si no es constitucional entonces hay que hacer la consulta y luego cambiar la constitución. Pero ya dijimos que no importa la consulta, porque cada quien responderá la opinión de quien se la haya logrado transferir. Nadie entiende nada, por favor. Y quien lo explica usa sus propios números inventados o escuchados, utilizando frases como "no sé cuántos millones" o "ahorita no me acuerdo cómo se llama ese que firmó el contrato ese que decía no sé qué cosa".
La patria no se vende. Se está regalando. Nunca fue nuestra. No existe. Reduzcamos nuestro lenguaje a términos reales, que signifiquen algo.
Si vendemos la patria será un gran fraude. La patria no existe.
2 comentarios:
No sé (jajajajaja, qué apropiado), pero estoy seguro de que esto aplica para todo en la vida. Es decir, la "decisión informada" es como la comedia romántica del pensamiento. Como diria Yisus, no sabemos lo que hacemos. Por eso, la recomendación del doctor Goldfish es partir de que todo es mentira. Es tranquilizador estar convencido de que los dinosaurios no existieron. Ir en contra principalmente de las pruebas científicas. De esta manera, las mentiras de la tele, las del presidente, las del director técnico de la selección, no pueden sino darnos ternura.
Yo no me hago: prefiero ir al baño.
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