Señora, caballero. ¿Su hijo tiene juguetes sin estrenar en una repisa? ¿Su hermano le puso Leia a su sobrina? ¿"Sssshhh, ghhhhhm, sssshhhh, ghhhh I'am your father" es la frase de cine que más se pronuncia en su casa? ¿Hay un bote de basura con la figura de un robot enano y sin función aparente en su cocina? Tenemos la solución para ese ser querido que probablemente ya ha dejado de querer.
Sí, lamentablemente la gente que vivió su pubertad en los años setenta sigue rondando nuestros alrededores, bebiendo nuestras cervezas, asistiendo a nuestros bares, ligando con nuestras chicas y trabajando en nuestras oficinas. Gente extraña que no se ha dado cuenta de que la trama de Star Wars es demasiado infantil. Gente que no supo ver que 2001, Odisea al Espacio tuvo efectos especiales mucho mejores casi diez antes que la saga de Lucas. Gente que se ha negado a crecer aunque sus panzas y sus calvas griten libertad.
Todos hemos conocido a alguno de ellos. Siempre hay uno cerca, al acecho. Esperando la mínima provocación para lanzarse a hacer correcciones acerca de los nombres, los gentilicios, los cargos o la forma en que empuña la espada cada uno de los personajes de Star Wars. Uno habla y de pronto, de atrás del garrafón de agua, desde dentro de una maceta, desde la cajuela de un auto, aparecen estos elementos.
Pues para el beneplácito de todos los que no soñamos con Leia todas las noches, se ha lanzado al mercado una edición especial de Star Wars. Una recopilación de los mejores momentos de la serie acompañados por comentarios de psicoanalistas, psicólogos, psiquiatras, neurólogos e hipnólogos, que ayudan a quien lo está viendo a comprender que todo lo que pasa en la pantalla es ficción.
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Así es. Una sola mirada a esta estupenda película y listo. Ni una cita más, ni un nombre, ni juguetes, ni movimientos, ni recreaciones de escenas en lugares públicos. Nada, el sujeto estará curado. Hablará más de "Japón" de Reygadas que de Star Wars. Imagínense.
Juan Rodolfo Gutierrez, comerciante mexicano radicado en Chicago, lo comprobó. Después de ver la película Juan se convirtió de un delincuente juvenil con serios problemas de autoestima y un trauma mental de Star Wars, en un simple delincuente juvenil con serios problemas de autoestima. IN-CRE-Í-BLE
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Edwin McLoogan, famoso por su imitación de "El Rey" en Las Vegas, pasó de ser un gordo imitador de Elvis en su versión storm trooper a ser un gordo imitador de Elvis. Y aunque la transformación fue todo un éxito, ahora tiende a confundirse con los otros 765 Elvis que hay en cada cuadra en Vegas y sus ingresos económicos se han visto mermados hasta en 87%
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El fetiche convertido en afiche (sí, tiene un póster de una espalda masculina en su cuarto) de Roberto Ruiz, dejó de ser la espalda masculina tatuada con figurillas de Star Wars. Ahora le gusta la espalda masculina así, al desnudo. Y sólo vio una vez la película...
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Después de una proyección pública de la película en el estado de North Dakota, la orden JEDI de la entidad, que cada año realizaba una marcha multitudinaria por la protección de los derechos de los androides, ahora realiza la marcha anual buscando la protección de los derechos de sus propios hijos, a quienes frecuentemente perdían durante las marchas anteriores.
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Y por último, Rodrigo Gendarme, luego de haber convertido su coche en una burla de sí mimso y de sus terribles y desviados deseos, se atrevió a ver esta edición de la película. Un año después, maneja un auto normal, consiguió novia (ok, tampoco hace milagros esta película) y ha dejado de intentar comunicarse con los demás por medio de silbidos. Ahora usa la palabra.
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La mayor ventaja de este DVD es haber conseguido la imagen de Darth Vader para la portada. En la edición anterior, apenas y se logró conseguir a Eddie Vedder, pero no tuvo suficiente éxito. Veremos si poco a poco se extingue esta raza que amenaza con permanecer durante tanto tiempo, que incluso haya que reestablecer el significado de la palabra "joven".