diciembre 04, 2007
FOBIOSOFIA / vender humo
Desafortunadamente, en la actualidad, los empleos en los que más se gana dinero tienen una premisa fundamental sobre la cual operan: Hacer que lo casual parezca causal y viceversa.
Así, el diagrama de flujo de cualquier empresa podría reducirse a lo siguiente:
a) Pasó X.
b) ¿Lo que pasó fue casualidad?
b.1) Sí.
b.2) No.
b.1) ¿Esa casualidad terminó siendo benéfica para tu cliente?
b.1.1) Sí.
b.1.2) No.
b.2) ¿Esa acción realizada con conocimiento de causa fue benéfica para tu cliente?
b.2.1) Sí.
b.2.2) No.
Una vez determinados la causa y el efecto de lo que pasó, el paso siguiente es:
b.1.1) Un acto casual que fue benéfico para tu cliente. Lo que hay que hacer es buscar una justificación a posteriori y presentarla a tu cliente como si la hubieras desarrollado a priori. De esa forma, lo engañarás haciéndole creer que todo sucedió gracias a ti.
b.1.2) Un acto casual que perjudicó a tu cliente. Lo que hay que hacer es deslindarse cuanto antes demostrando, mediante una apología, cómo hubiera sido verdaderamente imposible prever la situación. Eso sí, prométele que, en adelante, ya estarás preparado para una eventualidad de ese tipo. La seriedad seguirá rigiendo, tu reputación quedará intacta.
b.2.1) Un acto planeado por ti que resultó benéfico para tu cliente. Lo que hay que hacer es, simplemente, presumirlo.
b.2.2) Un acto planeado por ti que resultó perjudicial para tu cliente. Lo que hay que hacer inmediatamente es deslindarse de la responsabilidad, demostrando cómo lo sucedido ha sido fruto del azar y no de tu actuar irresponsable.
Bajo este paradigmático esquema, el éxito dependerá únicamente de tu habilidad para argumentar y no ya de tu habilidad para hacer las cosas que se supone debe hacer un empleado como tú o una empresa como la tuya.
Y es así, amigos, como nace un nuevo tipo de comerciante: el vendedor de humo.
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1 comentario:
¿En la actualidad? Pero ya habíamos vendido la torre Eiffel varias veces, los compadres de dónde está la bolita han de ser prehistóricos, la guerra siempre ha sido un campeonato de palabras y más palabras. Aunque admito que me gustan estafas más clásicas que la empresarial.
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