noviembre 10, 2007

FOBIOSOFIA / 4 razones para desconfiar de la RALE

La Real Academia de la Lengua. Entidad fantástica. Fantasmagórica. Todos hablamos de ella, casi nadie sabe nada de ella, de sus orígenes, de su conformación, de sus inicios ni de sus dirgentes. Sin embargo, todos la obedecemos con la cabeza baja e incluso la utilizamos para demostrar casos, callar bocas y construir eruditos.

La Real Academia de la Lengua Española tiene sucursales en todos los países que fueron colonizados por España. México, por ejemplo, durante la larga noche de los quinientos años. Pero simplemente hay países en donde parece que no encaja, que su existencia no es pertinente. Y es que si las leyes de sintaxis, gramática y ortografía que profiere son locales, es decir, varían según la región, quiza ya no debería llamarse "de la lengua española".

Otras cuatro razones por las que debieramos desconfiar de su poder son:

a) Su nombre, que levanta polémicas: aquí no es "real". Y no porque no exista, sino porque no manejamos el concepto de realeza desde que, oh casualidad, los conquistadores se fueron de aquí.

b) Sus decisiones erradas, como la de aceptar el uso de las palabras y modismos "influenciar", "güey", "pasar desapercibido", entre otras.

c) Porque su funcionamiento se complica al seguir un sistema de acción paradójico. La Real Academia toma en cuenta, para dictar leyes, el uso que tiene la gente del idioma. Sin embargo, rige el uso que debe tener la gente del idioma a partir de las leyes que dicta. ¿En qué momento se pasa de un estagio a otro?

d) Porque aceptó como palabra la voz "PyMES", que, de entrada, se escribe con mayúsculas y minúsculas intercaladas. Carajo. Además, es un acróstico del sustantivo compuesto "Pequeñas y Medianas Empresas". La "S" de este acróstico es desconcertante. Que la palabra termine con "S" significa, ni más ni menos, que se trata de un sustantivo con plural típico. Esto quiere decir que no estamos hablando de siglas, sino de un sustantivo. ¡Por dios! Un sustantivo insustentable, por cuanto no existe ninguna realidad a que refiera. En efecto, hay pequeñas empresas y hay medianas empresas. Lo que no hay son "Pequeñas y Medianas Empresas". O son pequeñas o son medianas. Hablamos de adjetivos excluyentes que, además, no tendrían que ir en mayúsculas a menos que se tratara de siglas. Y ya vimos que no es así. La solución, me parece, debería ser que la palabra no tuviera plural, para mantener su estatus de siglas y que, además, fuera POME. Así, puras mayúsculas, con "o" y en singular. Vg. "Las POME están creciendo mucho en México".

Con errores tan infantiles, un nombre tan excéntrico y una legislación tan endeble, quizá deberíamos afiliarnos a otra academia, en el sentido platónico del término, con clases públicas y discusiones abiertas, que fuera, además, mexicana. Gran Academia de la Lengua Mexicana.

3 comentarios:

Semidios dijo...

Yo en esa Academia confío poco la verdad, pero como la mayoría de las personas confían le plenamente el uso de la lengua, sirve bastante para seguirles la onda.

Lo de PyMES es de lo peorcito que ha patrocinado esa Academia.

Cheers

Víctor Rivas dijo...

Lo de PyMes... la e no es por industria sino por empresa. Por lo demás... siempre he requerido de una regla paternal que guíe mis acentos y conjugaciones, algunas definiciones, pero no usos. No le tengo malaonda ¿Tons el Real Madrid, el Real del Sur, y anexos son desacreditables?
Bájele ante eso, porque seguro nunca le pegará a la Máxima Casa de Estudios, que de máxima sólo el tamaño, lo siento, en general, no es máxima, es mediana (vg, prepas et al). ¿Me perdí?

Jorge Sosa dijo...

Requerimos una regla paternal para expresarnos...

As we have learned, language was created in an american lab deep in african lands. Language is a virus...

¡Voto a favor de la GALM! No porque me agrade más la idea, sino porque estoy de acuerdo en que tiene rato que no hablamos lo mismo.