Desde tiempos que no eran los nuestros, se ha reflexionado sobre el ser humano con mucha, poca, suficiente o excesiva profundidad. Luego de 2500 años de filosofía ortodoxa, se suele resumir la inquisición sobre el hombre en unas cuantas preguntas fundamentales. Ahora las enlisto:
1. ¿Quién soy?
2. ¿De dónde vengo?
3. ¿A dónde voy?
Toda filosofía que se pavonee exhibiendo coherencia y seriedad, parte de alguna u otra manera de una, de dos o de estas tres preguntas. Hay infinidad de preguntas subsecuentes que han surgido y se han respondido de millones de formas. Cada respuesta, a su vez, ha generado otras preguntas de carácter similar o dispar. Todas, sin duda, interesantes, porque todas las cuestiones lo son hasta que se encuentra una respuesta. Y, quizá sobra decirlo, nunca se halla una que sea definitiva.
Sin embargo, corriendo el riesgo de sonar soberbio, me parece que muchas veces se soslayan tres preguntas igualmente fundamentales:
4. ¿Cómo me voy?
5. ¿A qué hora me voy?
6. Esta quizá la más importante: ¿Alguien va a pasar por mí?
El último trío de preguntas puede ser tomado a la ligera con facilidad, pero yo creo firmemente que no deberíamos hacerlo. En su vientre llevan semilla de verdad, como las primeras tres. Además, puedo decirlo con conocimiento de causa, las 6 pueden plantearse cuando uno llega a un bar después de ingerir arriba de 9 cubas. No estoy seguro, sin embargo, si hacerlo les añade o les sustrae trascendencia.
1 comentario:
Bienvenido maese a la blogósfera, un abrazo, aquí estaré al pendiente.
Christian
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