El equipo de investigación de este blog -conformado por un gato siamés (o dos, no lo sé), diputados de la bancada perredista y becarios de la Escuela de Gastronomía Maya- fue consignado con una PyME (pequeña y mediana empresa) terriblemente estéril que consistía en investigar, con métodos estandarizados en Berkeley, California, el origen de nuestros constantes naufragios en la "navegación" de la red.
En efecto, cada vez que -y murphycamente sólo cuando- estamos interesados en visitar una página específica, un mensaje que nos indica que se ha cometido un error de índole diversa nos impide ver los contenidos deseados.
Los errores en internet, catalogados y numerados seguramente por algún "geek" al comenzar los años noventa, son más de los que podemos imaginar. Sin duda nos ha sucedido: la página está muy ocupada, el servidor no responde, el firewall nos impide llegar a la dirección pretendida, la señal de internet es laxa, en fin. Aquí algunos ejemplos.
De inmediato algunas cuestiones nos rondan la cabeza. Si intentar ver una página prohibida es el error número 403, ¿cuál será el 402? Y yendo más allá, ¿cuál será el error número 1? Esta última fue precisamente la duda primigenia que propició la investigación.
El equipo se puso en marcha. Tecleó direcciones inexistentes, intentó penetrar la red interna del gobierno chino, buscó en Google páginas con temáticas desgarravestiduras y escandalosas, intentó navegar con una tarjeta BAM de Iusacell, en fin. Se intentó una cantidad insospechada de estupideces. El error número 1 no apareció.
Abatido, el director general del equipo de investigación y diputado plurinominal del distrito XXV, se retiró el viernes a su curul a descansar (porque ahí duerme todos los días de 8 a 4 de la tarde). Poco más tarde se fue a una fonda a comer. Ahí pidió la sopa de pasta y, al tratar de pensar en el contenido de una página que alguna vez visitó, en un episodio con reminiscencias euclidianas, encontró la respuesta final a su investigación:
Él no gritó "Eureka", porque no habla griego, pero sí se puso muy contento y vino directamente a la redacción de "Fobiosofia" a comunicar sus resultados previa documentación gráfica.